Investigación Documental (Ansiedad en los Jóvenes)

Trastornos de ansiedad
Los trastornos de ansiedad son los que comparten características de miedo y ansiedad excesivos, así como alteraciones conductuales asociadas. El miedo es una respuesta emocional a una amenaza inminente, real o imaginaria, mientras que la ansiedad es una respuesta anticipatoria a una amenaza futura. Es evidente que ambas respuestas se solapan, aunque también se pueden diferenciar, estando el miedo frecuentemente asociado a accesos de activación autonómica necesarios para la defensa o la fuga, pensamientos de peligro inminente y conductas de huida, y la ansiedad está más a menudo asociada con tensión muscular, vigilancia en relación a un peligro futuro y comportamientos cautelosos o evitativos. A veces, el nivel de miedo o ansiedad se ve reducido por conductas evitativas generalizadas. Las crisis de pánico se presentan principalmente con los trastornos de ansiedad como un tipo particular de respuesta al miedo. Las crisis de pánico no se limitan a los trastornos de ansiedad, sino también pueden ser observados en otros trastornos mentales.
Los trastornos de ansiedad se diferencian entre sí según el tipo de objetivos o situaciones que inducen el miedo, la ansiedad o las conductas evitativas, y según la cognición asociada. Pese a que los trastornos de ansiedad tienden a ser altamente comórbidos entre sí, pueden ser distinguidos a través de un análisis detallado del tipo de situaciones que se temen o se evitan y del contenido de los pensamientos o creencias asociados. (Association, 2014)

Debemos entender que hay una diferencia notoria entre lo que se comprende como ansiedad y miedo. Si bien, el miedo es una característica que se puede dar con la ansiedad, no es precisamente lo mismo dentro de un contexto particular. Sabemos que al tener ansiedad podemos sentir miedo hacia una “amenaza” futura, que podría o no, suceder. El miedo, sin embargo, se siente al momento de una “amenaza” inminente.
La ansiedad que llegamos a sentir en un día común no es la misma que podríamos experimentar si fuera un trastorno de ansiedad crónico. El miedo y angustia que aparecen en la ansiedad crónica pueden ser muy exagerados o elevados y la persona que lo padece no sabe cómo controlarlo.
La crisis de pánico logra presentarse cuando los jóvenes tratan de encontrarle una solución a sus futuros problemas y, cuando no logran ver una solución temprana es cuando comienzan a estresarse, luego a sentirse ansiosos, luego pasan a un estado de pánico.
A pesar de que el miedo y la angustia son diferentes entre sí y entre la ansiedad, es importante tomar en cuenta que son síntomas de los trastornos de ansiedad y que debemos aprender a diferenciar entre estos problemas para no caer la trampa que se nos pone en frente, el no detectar el problema real.







Trastorno de ansiedad por separación                                                                                                                                                                      
A Miedo o ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del individuo concerniente a su separación de aquellas personas por las que se tiene apego, puesta de manifiesto por al menos tres de las siguientes circunstancias:
1.    Malestar excesivo y recurrente cuando se prevé o se vive una separación del hogar o de las figuras de mayor apego.
2.    Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida por las figuras de mayor apego o de que puedan sufrir un posible daño, como una enfermedad, daño, calamidades o muerte.
3.    Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de que un acontecimiento adverso cause la separación de una figura de gran apego.
4.    Resistencia o rechazo persistente a salir, lejos de casa, a la escuela, al trabajo o a otro lugar por miedo a la separación.
5.    Miedo excesivo y persistente o resistencia a estar solo o sin las figuras de mayor apego en casa u otros lugares.
6.    Resistencia o rechazo persistente a dormir fuera de casa o a dormir sin estar cerca de una figura de apego.
7.    Pesadillas repetidas sobre el tema de la separación.
8.    Quejas repentinas de síntomas físicos (p. ej., dolor de cabeza, dolor de estómago, nauseas, vómitos) cuando se produce o se prevé la separación de las figuras de mayor apego.
B.   El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, dura al menos 4 semanas en niños y adolescentes y típicamente 6 o más meses en adultos.
C.   La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en los social, académico, laboral u otras áreas importantes de funcionamiento.
D.   La alteración nos explica mejor por otro trastorno mental, como el rechazo a irse de casa por resistencia excesiva al cambio de un trastorno del espectro autista, delirios o alucinaciones concernientes a la separación en trastornos psicóticos, rechazo a salir sin alguien de confianza en la agorafobia, preocupación por la salud enfermiza u otro daño que pueda suceder a los hallazgos u otros significativos en el trastorno de ansiedad generalizada, o la preocupación por padecer una enfermedad en el trastorno de ansiedad por enfermedad. (Association, 2014)

Todos tenemos cierto miedo a estar solos, sin alguien que nos apoye, escuche o comprenda. Es algo normal, es parte de nuestra naturaleza y es un instinto de supervivencia que está impregnado sobre nosotros, pero también existe un trastorno de ansiedad por separación que es muy similar a tener una fobia hacia estar solo. Puede ser una separación de los padres de la persona, una ruptura amorosa o incluso la pérdida de un amigo. Este tipo de trastorno trae consigo ciertas alteraciones en la persona, como puede ser: preocupación excesiva por una separación futura; rechazo a salir de casa, el trabajo o la escuela por miedo a la separación; malestares físicos; entre otros.

Comentario: tratamiento del miedo y la ansiedad en niños y adolescentes
A la vista de los datos disponibles actualmente, parece que el tratamiento de elección para los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes debería ser la terapia conductual. Este tipo de terapia, en sus diferentes modalidades (incluida la denominada terapia cognitiva-conductual),  ha demostrado ser suficientemente efectiva y adecuada. Los datos sobre la eficacia de la terapia farmacológica en niños y adolescentes son muy escasos y, por otra parte, existe evidencia de los múltiples efectos secundarios que podría derivarse de su empleo. Generalmente, y no sólo en niños sino también en adultos, muchos de los efectos de los psicofármacos en el tratamiento de los problemas asociados al miedo y la ansiedad son únicamente de tipo sintomático, por lo que al desaparecer el tratamiento suelen reaparecer lo síntomas. En cambio, tal vez las mejores estrategias terapéuticas diseñadas por la psicología son las referidas al tratamiento de los miedos y la ansiedad.
En principio, si fuera posible no debería administrarse ningún tipo de fármaco a niños o adolescentes para tratar las fobias y la mayoría de los restantes problemas de ansiedad. Únicamente cuando el tratamiento conductual resulte ineficaz (p. ej., en subgrupos de pacientes recientes), sería necesario llevar a cabo la terapia farmacológica, la cual debería aplicarse de forma combinada con el tratamiento conductual. (Sandín, 1997)

En este caso podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Existe algún tipo de tratamiento para este trastorno? Claramente existen algunas formas de tratar este problema, pero no todos los tratamientos resultan ser eficaces.
Muchas personas creen que la ansiedad debe ser tratada con una terapia farmacológica, ya que los síntomas son, generalmente, físicos; aunque no es una lógica incorrecta, la ansiedad no siempre puede ser tratada de esta manera. Existen las terapias conductuales para la persona que padece de ansiedad. Si bien, una terapia de psicofármacos podría ayudar a reducir y mantener a raya los síntomas que este trastorno puede traer consigo, no se recomienda utilizar este tipo de terapia con los niños y adolescentes, ya que puede provocar ciertos efectos secundarios que podrían ser peores que los propios síntomas de la ansiedad, y también porque al momento de que se retire el fármaco del sistema de la persona los síntomas vuelven.
Es mejor la implementación de una terapia psicológica o conductual para tratar este trastorno.




Fobia escolar
La fobia escolar consiste en la incapacidad total o parcial del adolescente de acudir al colegio como consecuencia de un miedo irracional o algún aspecto de la situación escolar.
Tener que asistir al colegio produce en el adolescente una angustia intensa de carácter anticipatorio, por lo que tiende a evitarlo como sea. La crisis de angustia se presenta por las mañanas, justo antes de tener que salir de casa, o la noche anterior, o a lo largo de la tarde de la víspera, incrementándose a partir del anochecer. La angustia puede acompañarse de un amplio cortejo neurovegetativo: vómitos, nauseas, diarrea, anorexia, dolores abdominales y cefaleas, que hace pensar a los padres que se trata de una enfermedad pediátrica.
Causas y mecanismos de la ansiedad en la etiología y patogenia de los trastornos de ansiedad intervienen factores genéticos, neuroquímicos anatómicos, temperamentales y ambientales.
Una de las grandes aportaciones de la investigación neurobiológica en el siglo XX fue la demostración del papel del cerebro en el génesis de las emociones. El cerebro es el órgano rector de la vida consciente, de las emociones y del comportamiento. Los investigadores en modelos animales ponen de manifiesto que el sistema límbico, el tálamo y el hipotálamo, son estructuras cerebrales y esenciales para sentir emociones, de tal forma cuando se le extirpan al animal, la vida emocional desaparece. Se descubre además otro hecho trascendental: las emociones no sólo se desencadenan por factores o circunstancias que tienen una dimensión amenazante, sino también sin necesidad de nada exterior que lo ponga en marcha. (Saenz, 2012)

Muchas veces, gracias a la ansiedad, el estudiante puede presentar cierto rechazo a asistir a la escuela por miedo a que sus problemas incrementen, incluso cuando no existe algún problema factible.
¿Cuántas veces no nos ha tocado tener ciertos pensamientos profundos por las noches? ¿Cuántas veces no hemos preferido evitar conciliar el sueño por miedo a que los pensamientos profundos nos invadan en nuestro lugar de descanso y recuperación? Los síntomas de este trastorno de ansiedad aumentan por la noche, aunque se puede tener esta angustia a lo largo de todo el día.
Como ya se mencionó, los síntomas de ansiedad pueden ser físicos, lo que hace pensar a los padres que se trata de un problema diferente. Es importante hablar con alguien sobre esto, ya que muchas veces ni el propio afectado logra darse cuenta de que está sufriendo un trastorno de ansiedad.
Gracias a una investigación realizada en una universidad, los investigadores se dieron cuenta de que el cerebro es el núcleo de las emociones, por lo tanto, esto nos permite constatar el hecho de que la ansiedad es un problema de tipo psicológico y también neurológico.




La ansiedad en los jóvenes
Los trastornos de ansiedad son los trastornos mentales más comunes (Can Psych Assoc 2006), de acuerdo con lo Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que los trastornos de ansiedad son de los que más tempranamente inician, con una mediana de 15 años de edad y alcanza la prevalencia más alta entre 25 y 45 años encontrándose más alta en mujeres que en hombres (OMS, 2004). Según la Organización Panamericana de Salud (OPS) en un estudio sobre los trastornos mentales en América Latina y El Caribe, los trastornos de ansiedad más frecuentes son el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y el trastorno de pánico (TP).
De acuerdo con la encuesta nacional de epidemiología psiquiátrica (ENEP) 2003. En México entre 15 a 20% de los jóvenes padecen un trastorno de ansiedad o depresión.
Estas enfermedades son causadas en mayor medida por factores estresantes como pobreza, violencia, acoso escolar, estudio excesivo, estrés, alcoholismo, y el uso de sustancias ilícitas lo que ocasiona una depresión en lo jóvenes, difícil llegan a tratarse.
La ansiedad funciona con cualquier esfuerzo que la persona realice, utilizando la reserva de energía en el cuerpo.
Durante la ansiedad la atención de la persona queda atrapada en la fuente de amenaza dificultando que la consciencia se fije en otras cosas. (Magdaleno, 2017)

Los trastornos de ansiedad son los más comunes, ya que cualquier cosa puede desencadenar una premeditada preocupación hacia algún problema que podría o no, presentarse. La violencia, el acoso escolar, estrés, estudio excesivo, una separación, alcoholismo, etc., son algunos de los causantes de este trastorno.
El cerebro es un órgano muy poderoso que siempre está tratando de salvarnos y optimizar nuestra energía, por lo tanto, al presentarse un problema de ansiedad el cerebro se concentra en darle solución al problema y gasta la mayor parte de la energía en ello, es por eso que cuando se presentan los otros síntomas el afectado puede sentirse muy agotado y distraído.
La ansiedad es frecuente durante toda nuestra vida, pero la mediana de edad con la que se comienza a sufrir de un trastorno de ansiedad es de 15 años, alcanzando un alto nivel entre los 25 y 45 años, según la Organización Mundial de la Salud.
Sin duda, los jóvenes no son los únicos que pueden padecer de un trastorno de ansiedad pero el entorno al que se someten todos los días es algo que afecta en gran medida.







Desbanca ansiedad a depresión como problema de universitarios
Una mañana reciente, un grupo de unos 12 universitarios pasaron de la brillante luz del sol a una habitación ligeramente iluminada en el centro de asesoría en la universidad de Central Florida. Los estudiantes parecían tener poco en común: estudiantes de licenciatura con sandalias y perforaciones en la nariz, y estudiantes de posgrado vestidos como para una entrevista pero todos llegaron al mismo taller: “ansiedad 101”.
Mientras se sentaban en círculo, la terapeuta, Nicole Archer: “¿qué sienten cuando están ansiosos?”.
“Mi frecuencia cardiaca se vuelve más rápida”, susurró una joven mujer. “Siento que me da pánico”, dijo otra. Sudoración. Respiración agitada. Insomnio.
¿Las causas? Los trabajos escolares, respondieron todos. El dinero. Las relaciones. Entre más pensaban en lo que tenían que hacer, más paralizados se sentían, señalaron.
La ansiedad ha superado a la depresión como el diagnóstico de salud mental más común entre estudiantes universitarios, pese a que la depresión, también, se encuentra en acceso. Más de la mitad de los estudiantes que visitan clínicas universitarias mencionan la ansiedad como una preocupación de salud, de acuerdo con un estudio reciente realizado entre más de 100,000 estudiantes a nivel nacional por el Centro de Salud Mental en Penn State. (Hoffman, Desbanca ansiedad a depresión como problema de universitarios, 2015)

La depresión es un problema bastante común en todas las personas, pero lo que va en aumento es el problema de la ansiedad, tanto así que ha logrado superar al de la depresión en los estudiantes universitarios y, últimamente también en los jóvenes, en general.
Según los estudiantes entrevistados en el presente artículo periodístico, se relata que sienten miedo y su frecuencia cardiaca comienza a acelerarse.
Ellos también contrastan que son muchas las razones por las que se encuentran ansiosos y mientras más piensan en sus problemas, más difícil es tranquilizarse.
No es de sorprenderse que los estudiantes sufran de este trastorno, ya que están en una etapa en la que es difícil comprender (mediante la experiencia) por lo que están pasando. Es una etapa en la que adolecen, en la que su cerebro está tratando de encontrar un camino para la vida; es una etapa en la que pueden vivir experiencias de personas adultas o mayores, siendo algunos de ellos menores de edad.
Cuando se piense sobre el trastorno más frecuente en los estudiantes, todos van a pensar en la ansiedad.



Referencias:

Association, A. P. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. España: Editorial Médica panamericana .
Hoffman, J. (1 de junio de 2015). Desbanca ansiedad a depresión como problema de universitarios. El Diario de Juárez, pág. 9.
Magdaleno, G. I. (13 de julio de 2017). gestiópolis. Recuperado el 1 de mayo de 2019, de https://www.gestiópolis.com/la-ansiedad-los-jóvenes/
Saenz, M. (5 de septiembre de 2012). FAROS. Recuperado el 1 de mayo de 2019, de https://faros.hsjdbcn.org/adjuntos/336.1/-Transtornos_Ansiedad_adolescente(1).pdf

Sandín, B. (1997). Ansiedad, miedos y fobias en niños y adolescentes. Madrid: DYKINSON.

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